CARRASCO, ANTONIO M.
En 1926, tras el desembarco de Alhucemas, la situación en el Rif iba camino de pacificarse. Pero, a pesar de ello, todavía quedaban algunos reductos y focos de rebeldía rifeña frente a la ocupación española. En ese ambiente, por tanto, quedaban aún rescoldos de batallas anteriores, en las que la deslealtad y la traición provocaron imborrables heridas en hombres como el comandante Reyes. Y así, aquel militar español, protagonizará una historia de venganza y crueldad en medio de ese ambiente de pacificación por consolidar. Perseguirá con una obsesión enfermiza, y por todo el territorio, al hombre que los hirió, aunque con ello cave su propia perdición.