GU, RAQUEL
Llueve. Llueve mucho. Llueve a cántaros. Cuando llueve tanto no se puede salir a jugar a la calle, hay que quedarse en casa, y es fácil que tarde o temprano nos invada el aburrimiento.
Pero a veces el aburrimiento despierta la imaginación y la creatividad, las cosas dejan de ser lo que parecen y una tarde que parecía de lo más aburrida puede convertirse ¡en una aventura espectacular!